Hago mía la respuesta que se le da a esta duda en el libro Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity and Poverty (2012), de Daron Acemoglu y James Robinson: las raíces del problema son políticas e históricas.

Acemoglu y Robinson explican que, contrariamente a lo que mucha gente piensa, el subdesarrollo económico de la gran mayoría de los países que conforman el llamado Tercer Mundo no se debe a razones geográficas ni culturales, ni tampoco a la ignorancia o incompetencia de los gobernantes de esos países.

Las verdaderas razones son políticas.

Para ser más precisos, el subdesarrollo económico suele ser consecuencia de sistemas políticos que favorecen a élites corruptas y que limitan las libertades y las oportunidades de desarrollo del resto de la población. Esas élites han organizado a sus países pensando en beneficiarse a sí mismas a expensas de sus pueblos.

En los países desarrollados, los derechos políticos suelen estar distribuidos de forma más equitativa, la gente se beneficia más fácilmente de oportunidades económicas, y el gobierno, como servidor del pueblo, tiende a actuar de forma más responsable.

Por lo tanto, los países latinoamericanos, en general, no han logrado alcanzar un desarrollo económico comparable al de EEUU o Europa, debido a que no han sido capacez de superar por completo la herencia histórica de unos sistemas políticos erróneos que favorecen a élites corruptas.

Los países hispanoamericanos comenzaron como colonias del Imperio Español. En el sistema político de este imperio, los territorios eran controlados por virreyes que ejercían un poder centralizado, y que actuaban como representantes regionales del sistema monárquico e imperial. Dicho sistema favorecía la formación de élites privilegiadas en las que se concentraban todo el poder y la riqueza, y las cuales mantenían oprimida al resto de la población.

A diferencia de lo que ocurrió en la Independencia de los Estados Unidos, cuando los países latinoamericanos se liberaron del yugo español, no rompieron por completo con el sistema de gobierno colonial, no transformaron de raíz sus sistemas políticos. Los líderes criollos simplemente desplazaron a los representantes del la corona española, y se adueñaron del poder, sin reformular del todo el sistema político precedente.

Bajo los virreyes españoles, estaban los «encomenderos«, dueños españoles de esclavos indígenas que tenían poder absoluto sobre dichos esclavos. Los encomenderos dieron paso a hacendados que en la práctica actuaban como pequeños reyes feudales. Los virreyes y hacendados luego dieron paso a caudillos, y los caudillos dieron paso a tiranos, a dictadores y a gobiernos más o menos democráticos, pero corruptos.

Para que los países latinoamericanos puedan desarrollarse, deben transformar los ineficientes sistemas políticos que han heredado de su historia, ya que dichos sistemas favorecen la centralización, la corrupción, la formación de élites autoritarias, y, por tanto, la creación de pobreza.

Los Estados de los países latinoamericanos deben reducir su poder político y darle más poder a sus pueblos. Debe reducirse el número de empleados públicos, y la corrupción y el nepotismo deben combatirse a muerte. Los derechos políticos deben ser distribuidos de forma más amplia y justa, y debe endurecerse el cumplimiento de la ley. Las instituciones deben fortalecerse, las empresas deben privatizarse, debe fomentarse el emprendimiento, la meritocracia y el desarrollo de la industria privada.

Creo que solo así los países de Latinoamérica podrán alcanzar un nivel elevado de desarrollo económico.

Texto originalmente publicado en Quora.com, como respuesta a la pregunta: ¿Por qué ningún país de LAM ha logrado alcanzar un desarrollo económico comparable al de América del Norte y Europa Occidental?

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