¿Por qué Poemas humanos? ¿A qué se debe ese título tan poco inspirado, tan similar a una perogrullada, para el que es, según buena parte de la crítica, el mejor poemario del insigne poeta peruano César Vallejo?
Se trata de un libro póstumo, publicado por iniciativa de la viuda del autor, Georgette Vallejo, en 1939. Reúne poemas escritos por el autor entre 1931 y 1937.
La de este libro es poesía de dolor ante la vida y la muerte; poemas de ruptura, extravío, soledad y extrañamiento; de compasión y solidaridad con los pesares del hombre moderno despersonalizado.
Varios de esos poemas están claramente influidos por la ideología marxista en la que se había ido sumergiendo Vallejo. Pero más que poemas marxistas, son, a mi parecer, poemas que expresan la honda empatía del autor por la humanidad y sus angustias.
Según parece, el título «Poemas humanos», se lo colocaron los editores por sugerencia de Georgette, quien creyó haber leído en unas viejas notas de César la intención de este de escribir unos «poemas humanos».
Ficha técnica
Título: Poemas en prosa. Poemas humanos. España, aparta de mí este cáliz
Autor: César Vallejo
Editorial: Cátedra
Año de la edición: 2002
Año de primera publicación: 1939
Número de páginas: 312
Reseña
Confieso que soy un gran admirador de Vallejo y de su poesía, por lo que no es de extrañar que tenga una opinión muy elevada de los Poemas humanos, que es mi libro favorito del autor.
Es cierto que, en ocasiones, algunos de sus poemas pueden dar la la impresión de ser palabrerías absurdas que no comunican nada y que tienen poco o nada de poético.
Pero parte de la brillantez de Vallejo es, precisamente, su temprana habilidad (se adelantó a los movimientos de vanguardia) para subvertir las convenciones de lo que tradicionalemente se ha considerado que es un poema, y a la vez lograr expresar ideas complejas y sentimientos intensos, conmovedores, con una asombrosa efectividad.
Lo hace a través de un estilo y un lenguaje únicos, extraños, que buscan a cada paso apartarse de la norma, a la vez que demuestran un conocimiento profundo de la lengua y de la tradición poética.
Los mejores versos de los Poemas humanos conmueven al lector hasta la médula y están cargados de una gran riqueza de sentidos. Nunca podemos terminar de asir a Vallejo, pues justo cuando pensamos que hemos entendido un poema, este parece comunicar lo contrario.
A veces dudamos sobre si tal poema es burlesco o desgarrador, o ambas cosas juntas. Los suyos son versos que huyen, y la huida y el aislamiento son unos de sus temas centrales, junto con el dolor, la piedad, la muerte, la religiosidad…
A veces el poeta reniega de los significados convencionales de las palabras y logra expresar una aguda angustia existencial por medio del tono y la sintaxis de las frases. Llega a hacer que el peso del mensaje caiga en preposiciones, cojunciones, conectores, adverbios…
Me parece, en fin, que los Poemas humanos son la obra maestra de un genio de la poesía, ese un poeta de poetas que era Vallejo.
Lo más destacado de los Poemas humanos
De los poemas agrupados bajo el título incómodo de Poemas humanos, probablemente el más famoso sea (y con razón) «Piedra negra sobre una piedra blanca», donde el autor imagina el día de su muerte (en realidad sí murió en un día lluvioso, en París, pero en un viernes de primavera):
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
«Piedra negra sobre una piedra blanca», vv. 1-4
Otro muy famoso es «Intensidad y altura», en el que el poeta peruano parodia el poema «Yo persigo una forma…» de Rubén Darío (al cual Vallejo admiraba), a la vez que expresa con mucha elocuencia el sentimiento de bloqueo por el que llegan a pasar todos los escritores:
Quiero escribir pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita sin cogollo.
Poemas humanos, «Intensidad y altura», vv. 1-4
Pero mi poema favorito del conjunto es el que empieza «Va corriendo, andando, huyendo», poema sobre la soledad y la contradictoria multiplicidad tanto del alma humana como del lenguaje:
Va corriendo, andando, huyendo
de sus pies…
Va con dos nubes en su nube,
sentado apócrifo, en la mano insertos
sus tristes paras, sus entonces fúnebres.
Poemas humanos, «Va corriendo, andando, huyendo», vv. 1-5
Otro poema bellísimo y conmovedor, también sobre la soledad y el extrañamiento, es «París, octubre 1936».
Igualmente notables son «Un hombre pasa con un pan al hombro» y «Panteón» (poema en el que el autor juega con los adverbios terminados en -mente, que muchos escritores experimentados evitan).
Puntuación
(5 de 5)
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