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¿Hace falta sufrir para escribir poesía realmente buena?

¿Sufrir ayuda al poeta a escribir grandes poemas?

La respuesta es más interesante de lo que se podría creer en un principio.

La expresión del sentimiento en la poesía

Si entendemos «sufrir» como sinónimo de «pasar trabajo», esforzarse o costar «sudor y lágrimas», todo gran poema, desde luego, suele requerir ese tipo de sufrimiento. Los poemas no se escriben solos y el poeta, por lo general, debe trabajarlos arduamente si quiere que estos reluzcan.

Pero lo que aquí entendemos por «sufrir» no es el esfuerzo del poeta, sino su sufrimiento emocional.

Y para escribir buena poesía lírica, no suele ser conveniente fingir sentimientos (aunque hay ilustres excepciones, como el caso de Pessoa).

El poeta lírico debe procurar ser sincero con sus emociones, intentar que el poema nazca del corazón, o forzarse a sí mismo a sentir realmente lo que busca expresar, ya que, en el resultado poético final, a menudo se puede percibir con cierta facilidad la falsedad o autenticidad de las emociones que se intentan comunicar.

Ese carácter «auténtico» o artificioso del poema suele afectar la calidad de este (por lo general, de forma positiva en el primer caso y negativa en el segundo).

Poesía del dolor

Volviendo al tema del sufrimiento, muchos lectores deben haber notado que la poesía de Jorge Manrique (c. 1440-1479), en su mayor parte, es un tanto mediocre, pero su Elegía, dedicada a la muerte de su padre, es uno de los mejores poemas escritos en lengua española.

Se me perdonará que hable de mi propia experiencia: los mejores poemas que he escrito (pocos), los escribí desde el sufrimiento, o con alguna experiencia angustiosa en mente.

Por otra parte, la poesía que más me suele gustar es esa que ha sido escrita desde el dolor (Vallejo, Petrarca, Celan, Rilke…).

Los poemas escritos desde el dolor suelen presentar una intensidad que les permite involucrar y tocar emocionalmente al lector con mayor eficacia que otros tipos de poesía.

En Occidente, la antigua figura mítica, ejemplar y hasta arquetípica del poeta es la de Orfeo, el vate tracio que cantaba, desconsolado, la muerte de su amada Eurídice.

En su mito más conocido hoy en día (el de la segunda pérdida de Eurídice), Orfeo es un poeta del dolor.

Era gracias a ese dolor (invencible, abrumador, incontenible), según nos cuentan Virgilio y Ovidio, que Orfeo logró conmover con su canto a las fieras, las aves, los árboles, los ríos y las piedras. Conmovió así incluso a los insensibles habitantes del inframundo.

Poesía alegre

No obstante, es evidente que no hay que sufrir para escribir buena poesía.

Hay muchos ejemplos de grandes poemas y poetas alegres, festivos, panegíricos, filosóficos, bélicos, lúdicos, contemplativos, espirituales y románticos que no le deben nada al sufrimiento emocional. No todo es elegía, canto fúnebre, lamentaciones o amores no correspondidos.

Puede haber tantos géneros poéticos como la imaginación y el sentimiento humanos sean capaces concevir.

Píndaro, Quevedo, Whitman, Dickinson, Darío, y muchísimos otros, escribieron grandes poemas que no parecen en lo absoluto escritos desde el dolor o el sufrimiento.

Ejemplos

Veamos, como ejemplo de excelente poesía alegre, la primera estrofa del magnífico poema de Neruda titulado «Oda al día feliz» (Odas elementales, 1954):

Esta vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy
feliz.
Soy más innumerable
que el pasto
en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo,
los pájaros arriba,
el mar como un anillo
en mi cintura,
hecha de pan y piedra la tierra
el aire canta como una guitarra. (…)

Sin embargo, la poesía del dolor suele presentar un peculiar poder cautivador, una intensa carga emotiva y una capacidad especial para mover y conmover que resulta más difícil de hallar en otros tipos de expresión poética.

Compárense los versos citados de Neruda con estos fragmentos del conmovedor poema «XXVIII» de Trilce (1922), de César Vallejo:

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

(…)

El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el bocado que no brinda la
                                                                          MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.

      Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.

¿Qué opinas? ¿Prefieres la poesía alegre o la poesía triste? Déjame saberlo en los comentarios.

Si deseas leer algunos de los poemas emotivos que he escrito, siéntete libre leerlos en la sección «Poemas» de este Blog.

Si quieres que te ayude a pulir tu escritura poética, échale un vistazo a los servicios que ofrecemos de «Corrección ortográfica y de estilo» y «Asesoría en escritura de poemas»».

Imagen: «Orfeo y Eurídice» de Carl Goos.

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  1. GRACIAS por esta entrada TAN necesaria.
    Has demostrado que no es necesario sufrir emocionalmente para escribir poesía (ni escribir ampulosamente -Borges dijo algo como que quien se deslumbra con la forma es porque no tiene contenido-). Parece estar de moda confundir poesía con mostrar todo el tiempo un ego desahuciado.
    Me gusta el estilo despejado de ambas poesías, y la escueta crudeza de la segunda. Aunque fue refrescante leer a alguien que está de buen humor.
    Un abrazo desde Argentina

    • ¡Mil gracias! Estoy de acuerdo contigo. No conocía esa observación de Borges. Muy interesante. Un abrazo.

      • Don Borges era un obsesivo, dijo que publicaba para dejar de corregir (algo que deberían considerar much@s poetas jóvenes, que porque mecanizaron un estilo y les salen poesías correctas creen que están escribiendo Poesía). Sin embargo le gustaba mucho el Quijote, al que consideraba un libro desprolijo pero intenso (leí y escuché con fervor las entrevistas que encontré).
        Te mando una entrevista a Borges. Impacta su modestia, en contraste con tanto intelectual mediocre con pose altanera : https://youtu.be/2gu9l_TqS8I

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