Este poema está vagamente inspirado por un cuento de James Joyce titulado, precisamente, «Eveline» (Dubliners, 1914).
Eveline,
tu vaivén crepuscular,
tus cascadas soleadas, Eve,
tus floreceres crisálidos,
¿hacia dónde apuntan ahora?
¿Permaneces o te alejas?
¿Le tendiste un sí a la bruma
o redoblan los noes en las rocas?
Acaso solo tú viste el sueño
de amor que se realizaba.
Acaso solo tú aceptaste y
fuiste feliz
al otro lado del océano.
Yo me estanco en siluetas vacías
y bosquejo sombras entre ceros.
Una marea pensativa
y la carcasa de un perro.
Antonio Escalante
Pippo Bunorrotri
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